Isla Saona

Existe un motivo por el que las las lanchas llenas de turistas visitan esta isla a diario. Su fina arena blanca no parece real, y un chapuzón en su espuma de color aguamarina es todo un reconstituyente, al igual que las aguas del más lujoso spa.

Además sus palmeras protegen del intenso sol como un toldo natural. Gran parte de esta isla de 12 por 5 km esta acondicionada por varias compañías y complejos turísticos que han instalados tumbonas, pequeñas pistas de baile, bares y bufés. Mano Juan (500 hab.) es la única comunidad de la isla separada de la misma por el estrecho paso de Catuano.

La mayoría de los visitantes viajan en ferry hasta Bayahibe a primera hora de la mañana desde los complejos del este. Casi todas las excursiones incluyen un viaje en catamarán a la isla y luego un trayecto más rápido de regreso en lancha motora o viceversa.

Se hace una parada en una piscina natural, un banco de arena de aguas cristalinas y pocos profundas que se adentra bastante en el mar e incluye a jóvenes dominicanos que sirven copas de ron con soda en el agua. El bufé libre al mediodía suele ser abundante y de excelente calidad.

A menos que se solicite un viaje que no haga las típicas paradas, no se gozara de un pacífico paraíso, y mucho menos de un parque nacional protegido.

Las tiendas de submarinismo de Bayahibe suelen ofrecer salidas más satisfactorias en las que separa a comer en la isla Saona, pero solo tras visitar otros lugares para hacer caminatas, bucear o ambas cosas. Todos los hoteles, restaurantes y tiendas anuncian los viajes a Saona y difieren poco a precio y calidad.

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